DESCRIPCIÓN:
Inicié la jornada con la realización general del aseo, ya que este día
le correspondió la disciplina a la profesora Dora Posada.
Posteriormente
leí el cuento tradicional africano ¿por qué la rana y la serpiente nunca juegan
juntas? Maicol, un estudiante de otra religión hizo la oración para iniciar la
jornada.
Continuamos
con la clase de matemática: “orden en las operaciones básicas”, aclaré dudas
respecto a la comprensión del tema y la mayoría de los estudiantes entendieron
el proceso para la resolución de operaciones.
En la
clase de inglés, los estudiantes resolvieron la sopa de letras e identificaron
las palabras que debían descubrir. Estuvieron muy atentos y manifestaron
disponibilidad para aprender. Juan Esteban memorizó con facilidad la
pronunciación en inglés de las palabras y realizó el ejercicio con la fotocopia
y pidió que le entregaran la hoja que no tenía pistas.
En la
clase de español, respecto a la dinámica “te regalo este palito”, un niño
manifestó que es muy maluco uno expresar algo que no siente.
Carlos
Dulfay me miró muy feo porque le hice una recomendación y le dije que si sus
ojos fueran balas yo ya estaría muerta, a lo que él respondió “ojalá”.
A un
estudiante que se llama Maicol, lo llamé por su nombre pero en diminutivo y me
contestó que no le gustaba que lo tratara así,
a lo que contesté que entonces cómo quería que me dirigiera y él
contestó que entre ellos se trataban a las patadas.
INTERPRETACIÓN:
La
respuesta a la recomendación que le hice a Carlos Dulfay me pareció muy
desconcertante y lo mismo me ocurrió con la actitud de Maicol; esto me puso a
reflexionar mucho.
Tres de
los estudiantes del grado 5° manifiestan actitudes como de niños resentidos,
hacen gestos desagradables cuando se les llama la atención y se enojan cuando
no quieren ejecutar una determinada actividad, dos de ellos juegan bruscamente
y les ponen apodos a sus compañeros.
Pienso
que actúan de esta manera porque de pronto no viven con sus progenitores y no
existe en la familia un referente de autoridad. De igual manera es muy posible
que en su casa también los traten mal y no les reconozcan los logros obtenidos
o a lo mejor se implementan pautas de crianza inadecuadas.
Algunas causas o
factores que predisponen la agresividad son:
-Por imitación: cuando
existe en la escuela, familia o entorno cercano, personas que agraden física o
verbalmente, los niños copian modelos y erróneamente aprenden que ésta es la
manera de resolver las cosas y conseguir lo que quieren.
-Relaciones conflictivas en el ambiente familiar: Las peleas entre los padres, un ambiente conflictivo, puede inducir al niño a comportarse agresivamente.
-Relaciones conflictivas en el ambiente familiar: Las peleas entre los padres, un ambiente conflictivo, puede inducir al niño a comportarse agresivamente.
-Inadecuados estilos de
crianza: cuando se deja hacer al niño lo que quiere y no se le enseña a no
agredir a los demás, estará acostumbrado a no respetar normas.
-Cuando existe incongruencia en
el comportamiento de los padres: cuando los padres desaprueban la agresión
castigándola con su propia agresión física o amenazante hacia el niño. Asimismo
se da incongruencia cuando una misma conducta unas veces es castigada y otras
ignoradas, o bien, cuando el padre regaña al niño pero la madre no lo hace.
-Falta de afecto hacia el niño:
cuando existe negligencia en la crianza de los padres, no se le brinda los
cuidados, la educación que necesita, no se felicita sus buenas conductas o sus
logros, el niño tratará de llamar la atención de sus progenitores de muchas
formas y al no conseguirlo, reaccionará con la agresión como único recurso
efectivo.
REFLEXIÓN:
Los niños necesitan ser guiados y aprender
alternativas adecuadas de expresar su enojo, sin hacer daño a los demás ni a sí
mismo, de lo contrario tendremos niños con problemas en sus relaciones
sociales, incapaces de cumplir normas y probablemente con una autoestima muy
frágil por ser rechazados por sus compañeros e inclusive por sus propios
familiares.
Algunas
alternativas para abordar este tipo de conductas, pueden ser: orientar talleres
a padres de familia acerca de las formas que existen para manejar las
situaciones de agresividad o al menos,
minimizar sus efectos, tales como: enseñar con el ejemplo, resolver los
problemas conversando, no discutir frente a los niños, ya que los padres son el
principal modelo de aprendizaje.
Como alumna maestra debo corregir las
conductas inadecuadas que se presenten en el contexto escolar, estimular a los estudiantes
cuando sea necesario y felicitar el buen comportamiento mediante
palabras y gestos aprobatorios como “lo has hecho muy bien”, “te estás portando
bien, me alegro”. También puedo implementar alternativas para descargar la
agresividad, como conversar sobre sus sentimientos y deseos y las consecuencias
que pueden tener sus reacciones; hacer una salida pedagógica o una caminata.
Intervenir en caso de peleas con otros niños,
orientándolos hacia la reflexión, preguntándoles, “cómo te sentirías si
te pegaran a ti”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario