MIÉRCOLES 13 DE JUNIO
DESCRIPCIÓN:
La mayoría de los estudiantes no
saludan cuando ingresan al salón de clases y los que no asisten no envían
excusa.
Iniciamos la jornada con la
oración y seguidamente continuamos con el tema de “los múltiplos de un número”.
En la clase de español, algunos
estudiantes manifestaron dificultad para conjugar los verbos en los tres
tiempos, e incluso, unos no realizaron en forma adecuada el ejercicio planteado
en una fotocopia. Ellos no leen los enunciados que hacen referencia a la forma
en que deben realizarse las actividades planteadas. No alcanzamos a hacer los ejercicios del
momento pedagógico “trabajemos en comunitariedad”.
Los estudiantes no levantan la
silla ni el pupitre, hacen mucho ruido arrastrando el mobiliario.
En esta clase, José Alirio y
Leonardo, estuvieron desconcentrados, hablaban mucho y éste último, estuvo
entretenido con el celular.
En la clase de inglés, solamente
alcanzamos a hacer la sopa de letras y a consignar el contenido del tema. Le
entregué el material a la maestra acompañante para que continuara
posteriormente con la clase.
En este día todo transcurrió con
normalidad
INTEPRETACIÓN:
He notado que poco a poco se han
ido perdiendo las normas de cortesía, especialmente en los estudiantes. Algunos
no agradecen cuando se les facilita el
material de trabajo, no saludan cuando ingresan al salón, no levantan
las sillas ni los pupitres, son intolerantes e incluso se agreden física y
verbalmente.
No sé con exactitud a que se debe
esto, a lo mejor no existen pautas de crianza adecuadas en la familia, tampoco
hay un referente de autoridad apropiado
que inculque valores y normas de cortesía.
Desafortunadamente, algunos profesores inculcan pocas reglas de
urbanidad y no le dan cabida a la formación de las personas que tienen a cargo.
Según el convenio del manual de
urbanidad de Manuel Antonio Carreño, páginas 28 y 29, las reglas de urbanidad
nos enseñan a ser metódicos y exactos en el cumplimiento de nuestros deberes
sociales: a dirigir nuestra conducta de manera que a nadie causemos
mortificación o disgusto: a ser atentos y afables.
Por medio de un atento estudio de
las reglas de la urbanidad, y por el contacto con las personas cultas y bien
educadas llegamos a adquirir lo que especialmente se llaman buenas maneras o
buenos modales, lo cual no es otra cosa que la decencia, moderación y
oportunidad en nuestras acciones y palabras, y aquella delicadeza y gallardía
que aparecen en todos nuestros movimientos exteriores, revelando la suavidad de
las costumbres y la cultura del entendimiento.
REFLEXIÓN:
Hay una frase que reza “las palabras convencen pero los ejemplos
arrastran”, una de las mejores maneras de educar es por medio del testimonio de
vida, del ejemplo, este es el mejor mecanismo para enseñar.
Del mismo modo se deben aprovechar las escuelas de padres para reeducar
a las familias, ya que los valores y las reglas de urbanidad se generan
inicialmente en el seno del hogar. También se puede redactar un reglamento
interno con la ayuda de los estudiantes y aprovechar los espacios de formación para
dar a conocer el manual de convivencia e implementarlo en el aula y fuera de
ella.

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